Hay eventos que ya sea por la persona que los lleva a cabo y/o por el lugar en donde se llevará a cabo, uno sabe que serán especiales, pero no es hasta el momento en que se viven que se confirma. El pasado viernes, 12 de octubre de 2018, en el histórico Teatro Alejandro Tapia y Rivera en el Viejo San Juan, Fofé llevó a cabo un concierto lleno de magia, de energía y de intensidad como pocos artistas pueden hacerlo, y vivir con motivo de la celebración de sus 20 años en la música.
Cerca de las 8:30 de la noche y ante un Teatro Tapia abarrotado desde el primer al tercer piso , la sala se apagó al tiempo que una luz se encendió sobre el piano donde Bebo Rivera interpretaba una pieza llena de dulzura y pasión. Luego apareció Fofé cantando su canción “Antes del fin” y la cual puso al público en la punta de sus asientos a aplaudir eufóricos. Al terminar la canción, y con ese barroquismo que lo caracteriza, dio las gracias al público por haber asistido al tiempo que su mirada emocionada recorría los tres pisos del Teatro.
Fofé llevó al público por cerca de tres horas en un recorrido anacrónico por muchos de los éxitos que han marcado sus 20 años de trayectoria. De hecho, semanas antes, el cantante había integrado al público al concierto a través de las redes sociales pidiéndoles que le dijeran cuáles eran sus composiciones que los habían marcado para integrarlas al concierto. De ese modo, Fofé creó un concierto en un viaje de emociones meticulosamente organizado y sentido acompañado únicamente por el piano, en ocasiones sumándose un bajo y en una canción con el gran guitarrista Luis Meléndez.
En las casi tres horas de concierto interpretó las canciones: “Ser salmón”, “Alguien”, “Quiero ver”, “La mañana blanca”, “El beso”, “Un poeta”, “Libélula”, (medley) “Perfume”/”Conquistador”, (medley) “Cascarón”/”Apuesta al corazón”, “La sospecha”, “Maldito sea el amor”, (medley ) “Solea”/”Alacrán”/”Algo pasa en mi cerebro”, “Capullo”, “Danza Negra”, “Si tan solo pudiéramos dormir”, “La juventud”, “Alucinando con rokanrol”, “Accidente”, “Estrella de los 100 mares”, “Barquito de papel” y “Manjar místico”.
Ese antiguo teatro con esa exquisita selección musical interpretada acústica, le dio un toque mágico que fue difícil de prevenir, antes del concierto, pero que conociendo al artista, se presentía. A eso le sumamos los tres momentos en que Fofé se cambió de ropa (vestimenta que marcaría la temática de las secciones) y la participación en sendas canciones con Ile con la cual cantó la canción de la compositora “Maldito amor”; Mima que apareció con un vestido metálico simulando plumas y una cotorra puertorriqueña de mentira en su brazo con la cual cantó; Su reencuentro con su guitarrista Orlando Méndez interpretando varias canciones; Y Eduardo Alegría junto con la pianista Alexa Rivera con una vestimenta egipcia en el piano cantando “Manjar místico” los cuales con la potente y seductora voz del cantante y la pasión de la interpretación en el piano, le dieron a esa canción un toque, literalmente místico.
En el Tapia el público cantó, se puso de pie para bailar, y fue un viaje en el tiempo a De la mano de un artista consumado que se ha marcado generaciones . Fofé cantó con una pasión única y su mirada y bailes no solo recordaban otros tiempos, sino un viaje a través de épocas que no pasan de moda ni pierden vigencia. A pasar de que el Teatro estuvo lleno a capacidad, siempre se sintió como un concierto íntimo. El cantante y creador supo tocar a la gente, hacerlos sentir y dejar en todos una memoria sensorial que nunca podrá ser olvidada.
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