Hay músicos que trascienden sus espacios físicos ya sea por su ritmo, las letras de sus canciones, su personalidad o el contexto histórico. Pero hay en quienes todo esto se funde y se da. Ese es el caso del cantautor argentino Fito Páez quien se presentó el pasado 7 de agosto de 2021 en el Centro de Bellas Artes de Santurce para su concierto “Un hombre solo con un piano”.
Cada concierto tiene su magia y esto se logra entre el músico y el público. Desde tempranas horas, la gente fue haciendo fila frente al Centro de Bellas Artes de Santurce para entrar luego de verificar sus boletos y los protocolos de vacunación de COVID. A pesar de la larga fila, solo se podía observar sonrisas, diversidad en el público y ganas de vivir una velada especial y así sería.
En cierto momento, el sonido de las notas de un piano comienza a escucharse. Poco después sube el telón mientras un efusivo público aplaude. Allí estaba Fito solo con su piano, sin necesidad de escenografía más allá de su presencia y música. Luego de un “Buenas noches San Juan”, interpretó su primera canción: “La conquista”. Al terminar, los presentes aplaudieron fuertemente mientras Fito los saludaba. La velada continuó con la canción “11 y 6” la cual fue acompañada por el público coreando la misma y al finalizar el cantautor comenzó bromear con el público explicando a su vez el uso de su bufanda.
La noche musical continuó con: “Rueda mágica”; “Eso que llevas ahí” luego de la cual contó una anécdota sobre su juventud en los 80 en Rosario, Argentina; “Nocturno en sol” la cual, según él mismo contó esta pieza instrumental inspiró el tema “El mundo cabe en una canción”, interpretación que estuvo cargada de dulzura y que culminó con un emotivo y cariñoso agradecimiento al público.
En un ambiente íntimo y jovial, Fito compartió con los presentes sobre los problemas con la espalda que no le permiten tomar. Así mismo, meditó sobre la pandemia y pudo darse el tiempo de leer y escribir. Con ese sentido de profundidad e introspección pasó a cantar una de las canciones que han sido fundamentales en su formación musical y filosófica: “I contain multitudes” de Bob Dylan.
Desde ese espacio y sentido de complicidad entre músico y público, Fito reflexionó sobre la poca importancia que se le otorga ahora al músico y el espacio. Con ese pensamiento, el concierto continuó con las canciones: “Tumbas de la gloria”, “Al lado del camino” (Una de las favoritas del público), “Waltz for Marguie (Canción compuesta para su hija). Luego de la misma, compartió unas ideas sobre la música sobre la cual dijo: “No es de nadie, es de todo el que la siente y la hace suya”.
El viaje musical continuó con “Detrás del muro de los lamentos” para la cual el cantautor argentino instó al público a dar palmadas de acompañamiento en los estribillos finales. Luego le siguió un medley de las canciones: “She’s mine”, “Cable tierra”, “Piluso”, “El amor” y “Alegría” de las cuales el público se puso de pie, aplaudió y coreó, como por ejemplo “vivir sin amor”. Seguido hubo un momento muy especial en el cual Fito cantó “Vestido y un amor” y “Te vi” la cual la gente cantó a viva voz y que éste dedicó a la distancia a su pareja Cecilia Roth por su cumpleaños.
Al terminar y luego de saludar al público, cantó “Canción de las bestias” (Con la cual ganó un Grammy). De ahí se pasó a uno de los puntos culminantes de la noche la cual ocurrió durante la interpretación de “Brillante sobre el mic” en la cual le pidió a uno de sus ayudantes apagar las luces del teatro y al público a encender la luz de los celulares. En ese momento, el teatro se transformó quedando totalmente iluminado por el público, creando una atmósfera más íntima donde se experimentó la compenetración y la intimidad que buscaba Fito con este concepto. En esa atmósfera continuó con “Ciudad de los pobres corazones” y luego improvisó unas líneas cantadas contando la cronología desde que salió de Argentina en esta gira y que terminaba en Puerto Rico.
Luego de despedirse y salir de tarima, el público se puso eufórico de pie aplaudiendo y gritando “Oe Fito”. Luego de unos minutos apareció sigiloso hasta el centro frente del escenario e hizo que el público guardara absoluto y silencio y de modo magistral y a capella cantó “Yo vengo a ofrecer corazón”. Luego cantó “Mariposa tecnicolor” en la cual aprovechó e improvisó unas líneas sobre Puerto Rico y el Caribe; Canción en la cual el público coreó y saltó. Con esa vibra y energía, se despidió cantando junto al público “Dar es dar”.
Definir en unas líneas lo que se vivió en este concierto de Fito Páez en el Centro de Bellas Artes sería dejar fuera algún momento, alguna emoción, alguna sensación. El nivel de empatía, complicidad e intimidad que logró el cantautor de Rosario con el público pocas veces y pocas personas lo logran. Fito supo lograr que un concierto íntimo para él fuera uno igualmente para todos. Solo un suspiro al final del mismo y luego al recapitular en la memoria, lo define todo.
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