En donde se fusiona el presente y pasado y el transbordo, se yergue en Isla Grande el icónico Centro de Convenciones Puerto Rico. En ese majestuoso lugar se llevó a cabo el 27 de octubre de 2018 el concierto de cierre de su gira isleña del cantautor puertorriqueño Pedro Capó.
Desde tempranas horas cuando la tarde se convertía en noche, cientos de personas se fueron dando cita al vestíbulo del Centro. Allí sonrisas, conversaciones y una gran vibra se iba cociendo. Con una enorme sala repleta, en cierto momento se apagaron las luces lo cual, le lejos de provocar un grito de miedo, fue uno de emoción. Así un juego de luces en la tarima junto con una exposición de música compuesto por percusión menor, batería, teclado, bajo, saxofón, trombón y guitarras eléctrica y acústica, se adueñó de cada rincón de ese salón del Centro de Convenciones de Puerto Rico. De ese modo y, la gente de puso de pie para recibir a Capó Pedro quien apareció dando saltos a su concierto de cierre de su gira “Calma, la gira isleña”. Gritando “¡Buenas noches Puerto Rico!” y se adueñó de aquella sala desde su primera a última canción.
El concierto lo encontramos dividido en tres partes. En la primera parte y en un despliegue de la diversidad de sus canciones y estilos, estuvo compuesto por las canciones: “Puedo ayudarte a reír”, “Todo me recuerda a ti”, “Si tú me lo pides”, “Fiebre de amor” y un minuto”. Luego de este repertorio de canciones, Pedro habló agradeciendo a la gente y recapitulando un poco lo que fue la gira.
En un juego de miradas y tonos de voz llenos sensualidad y muy de él, habló de las canciones de amor que lo han marcado. Con el público vibrando en expectativas, pasó a interpretar el próximo bloque de sus canciones que estuvo compuesto por: “Qué pasaría”, “Te quiero tanto”, “Estoy enamorado”, seguido con una sorpresa para el público haciendo un medley con las canciones “Un poquito”, “Vamos a huir” y “Atrévete” de Calle 13.
Al terminar y con el público emocionado, Pedro volvió a tomar la palabra en un discurso que se sentía de persona a persona sobre de amores y desamores y de canciones que lo han marcado en esos temas. Así cantó: “Amores como el nuestro”, “Azúcar amargo” y “Valió la pena”, la cual cantó con voz un tanto quebrantada al dedicársela a su padre.
Luego de dicha canción, Pedro salió de la tarima, pero la música no se detuvo en un solo de guitarra. Luego de un rato, el cantautor regresó hablando de su experiencia personal y como pueblo del huracán María tocando principalmente los temas de la emigración y la necesidad de seguir construyendo un Puerto Rico para que regresen los hermanos boricuas que emigraron. Al cerrar dicho diálogo, habló de la experiencia de su abuelo, Bobby Capó, quién escribió desde Nueva York la canción “Soñando con Puerto Rico” y que Pedro dedicó a todos los que emigraron y que entonó con mucha pasión callando por momentos para que el público le acompañara a cantar.
Al final de esa emotiva interpretación, el sonido del piano en un tono melancólico tomó el recinto. Cerca de un minuto de esa música, Capó apareció cantando desde las sombras al lado de la tarima cantando su próximo ciclo de canciones compuesto por: “Duele ser infiel”; Seguido cantó: “La vida va” y “Calma” con la cual se despidió.
El público vibrante comenzó a pedir y gritar a coro “otra”. Luego de un rato y desde la oscuridad de la tarima, la banda retomó sus lugares siendo recibidos con la sala de pie y entre gritos. Con esa misma intensidad de la primera canción, Pedro apareció para cantar “Vivo”; Canción con la cual puso el público cantar casi toda la pieza.
Luego de ésta, el cantautor volvió a agradecer efusivamente al público el apoyo y los exhortó a seguir luchando por Puerto Rico. Acto seguido le entregó y se entregó al público sus últimas dos canciones: “Libre” y “Provócame” con la que se despidió haciendo una genuflexión.
El concierto de Pedro Capó fue pasión de música cantada y tocada; De canciones que tocaron persona a persona; De una intimidad que se sintió aún con una sala enorme y repleta de público. La selección de canciones fue precisa y bien organizada. Un público hambriento de sentir y conocedor de la música de Pedro y cantó, bailó, grabó y transmitió para las redes sociales, pero, sobre todo, sintieron y se vivieron la velada. Fue un de esos eventos para sentirse en las fibras y así fue seguramente quedándose marcado en todos los que allí se dieron cita.
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