Entre herencias Sonó La Plaza 2025
- Angel Matos

- Dec 3
- 4 min read
Cuando las cosas se hacen porque hay que hacerlas toman un sentido único; El que se supone que sea. Fue así como hace 8 años atrás tras el paso del huracán María y en un esfuerzo autoconvocado por cantautores y músicos de Corozal liderados por Melvin Padilla surgió Sonó La Plaza en la plaza de Corozal para poder tocar y llevar música a la gente. El plan fue que el pueblo llegara, llevara su silla en dónde sentarse y lo que fuera a tomar o comer. Gustó tanto que se ha seguido haciendo año tras año de modo temático y ha crecido desde una pequeña carpa a una tarima cómoda. Este año 2025 se quiso honrar la herencia de la música puertorriqueña y fue una hermosa noche.
La velada musical comenzó con la presentación del Conjunto Criollo de Niños Trovadores de Naranjito. Mientras estamos acostumbrados a ver agrupaciones de niños cantantes de trova acompañados musicalmente por adultos, toda la agrupación está integrada por jóvenes adolescentes y niños en la música. La parte instrumental estuvo compuesta por güiro, guitarra, bongó y cuatro puertorriqueños. En la parte vocal, pasaron por la tarima dos niños y tres niñas cantante de décima. Fue refrescante no solo ver una orquesta criolla compuesta de niños, sino el que fueran tan talentosos y seguros de sí mismo en la tarima. Fue muy del agrado del público.
Es tradición de ese festival también es honrar a personas relacionadas al quehacer social y cultural del pueblo de Corozal. Este año se le dedicó al maestro retirado y líder social y deportivo Félix Padilla. Este homenaje contó con el Alcalde de dicho pueblo, los Representantes y Senadores del área, su familia y el comité de trabajo de Sonó La Plaza. Fue un momento muy emotivo y necesario.
La expresión de la herencia puertorriqueña continuó con la presentación del grupo de bomba La Resistencia. Este grupo contó con invitadas en las voces de la gran Jamie Pérez de Mayagüez y Nelie Lebrón de Loíza. En el baile con la bailadora corozaleña Ana Rivera, la maestra de maestros Tata Cepeda y los bailadores masculinos Fernando Alvarado y Ángel Luis Alicea. Interpretaron varios estilos de bomba con la pasión e intensidad que ellos solo saben hacer y que los posiciona como uno de los mejores grupos de ese género en la isla. Jamie y Nelie les dieron pasión a sus cantos haciendo vibrar la tarima. Ana Rivera, Tata Cepeda, Fernando Alvarado y Ángel Luis Alicea hicieron de sus bailes un canto a la decendencia y los espíritus de todos los tiempos. Fue una presentación exquisita y deleitante.
Siguiendo con nuestras tradiciones musicales más antiguas, la tarima se llenó con una fusión entre la plena tradicional con un toque moderno con el grupo Toca Plena. Este grupo está compuesto por una diversidad de instrumentos más allá los panderos dándole un toque y cadencia especial. Jóvenes puertorriqueños reescribiendo las formas de hacer las cosas con consciencia musical e histórica y con un compromiso palpable de dar un paso adelante al género. Interpretaron una serie canciones de su autoría. Daba gusto mirar la pasión y disfrute de cada músico en su instrumento y la entrega e intesidad de sus cantantes no solo en su voz y baile, sino también en lo que trasmitían: Placer, disfrute, cultura en evolución.
De vuelta a la trova, la noche continuó con uno de los cantantes más icónicos del género y de la identidad puertorriqueña: Andrés Jiménez “El Jíbaro”. Con su exquisita agrupación, El Jíbaro hizo un viaje musical por muchas de las canciones que el público ha hecho suyas. Desde la primera interpretación, la gente se acercó a la tarima y desde ahí o sus asientos, cantó y bailó. El cantante se entregó con pasión a su presentación. Entre canciones contó anécdotas de su vida en especial viajes a Corozal. Fue un disfrute para todos escucharlo y la vibra que creó.
La noche cerró con la salsa y el grupo Onda Moderna. Este grupo también está compuesto por jóvenes músicos. Tienen una candencia y energía única tanto al tocar, cantar y proyectarse. Integran instrumentos poco tradicionales en ese género como lo son la batería y la guitarra eléctrica. También un “beat” de música urbana. Cantaron una serie de canciones originales. A pesar de haber comenzado algo tarde en la noche, mucha gente se quedó para escucharlos y bailar a su ritmo. Realmente dio gusto verlos hacer lo que hicieron.
Sonó La Plaza 2025 fue no solo celebrar la herencia musical puertorriqueña, sino lo que somos como pueblo: Alegres, fiesteros, amables, hospitalarios y que sabemos apreciar la cultura y sus diferentes manifestaciones. Cada agrupación dio lo mejor de sí expresando la diversidad de la música y lo que somos. Melodías con historias nos hermanaban, nos llevaban en un viaje entre tiempos y nos hacía sentir orgullosos de lo que somos. El comité del Festival cuidó cada detalle para que el mismo siguiera continuando su esencia, pero a la vez evolucionando. Fue sencillamente una noche única, inolvidable y que deja a uno con ganas de que ya pase el año para disfrutar de otro Sonó La Plaza.
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