La música tiene el poder de romper fronteras geográficas; Curar manchas históricas; Ser eslabón para nuevas posibilidades. Muchos músicos han encontrado en Puerto Rico un lugar único para presentarse y todos y todas hablan de la belleza de la Isla, pero, sobre todo, del calor, madurez y exigencia de nuestro pueblo. En estos tiempos, la tecnología tiene el poder de unirnos más inmediatamente con las corrientes artísticas que se dan alrededor del mundo. El 16 de octubre de 2024, hizo una deseada parada en Puerto Rico la cantautora española Rozalén invitada por la gente de Sony Music Puerto Rico. Fue una velada única y queremos compartirles lo vivido.
En medio de los edificios de Ciudadela en Santurce, una tarima pequeña, sistema de luces simple, una silla, un micrófono, una guitarra; Un público variado, efusivo, múltiple llenando los espacios. De pronto, los aplausos no se hicieron esperar cuando las personas vieron a Rozalén acercarse. En su rostro se veía la sorpresa al ver tanta gente y siendo recibida entre vítores con todo el mundo de pie. Luego de una bienvenida de parte de la gente de Sony Music, de verificar su guitarra y ponerse su equipo de música, caminó visiblemente emocionada hacia la tarima.
Antes de comenzar a cantar, la cantautora tomó la palabra para expresar lo agradecida que estaba del público porque, como ella misma dijo: “Me estoy dando a conocer en esta parte del mundo” y el lugar estaba repleto de personas. Así mismo, habló de lo que América Latina significa para ella. Expresó que hacía mucho que no tocaba en ese formato acústico y que le recordaba sus inicios. Fue tanta la emoción que sintió al ver la gente y decir lo que dijo, que se le salieron unas lágrimas y se le quebrantó la voz.
Con esas emociones, la cantautora de Albacete comenzó una velada musical con su potente voz, la expresión de sus gestos, la calidad de la letra de sus canciones y le poética de sus manos al tocar la guitarra. En cada canción Rozalén habló algo sobre cada tema creando una complicidad muy especial con el público. Cantó varias canciones de su nuevo disco. Agradeció a Kany García quien la trajo por primera vez a Puerto Rico. Casi al comenzar tuvo un percance con el viento que le movió los papeles de sus canciones y la ayudó el merenguero puertorriqueño Elvis Crespo que se encontraba en el público. Al anunciar el final y la gente pedir otra, ella dijo que los complacería con dos. Como el público pedía muchas canciones, ella decidió cantar varios fragmentos de las que el público mencionó. Al final todos los presentes se pusieron de pie para aplaudirla; Ella tiró besos y prometió regresar.
Fue una noche hermosa y sublime: Una convocatorio de pocos días, un lugar abierto en medio de la ciudad, un público que exquisito que apoyó, disfrutó y cantó, esa entrega artística y humana de la cantautora. Si bien Rozalén ha ganado una serie de premios muy importantes, ha hecho colaboraciones con cantantes altamente reconocidos, es muy conocida en gran parte del mundo, lo que la hace grande es el no desconectarse de dónde viene, recordar y honrar sus orígenes de su país y musicales, pero sobre todo su compromiso social y darle voz a quienes no tiene un modo o espacio para serlo. Rozalén dejó una sencilla e inolvidable huella y sus lágrimas fueron fertilizante en espíritus hambrientos de vibrar y sentir.
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