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Cuando se nace, se cargan cosas en la genética y en psiquis de las cuales no tenemos control. Con el tiempo, el llamado del cuerpo y las neuronas se van nutriendo o despertando de esos estados primarios. Sentir en ellos el llamado del arte habiendo uno naciendo de un entorno de éste como no del mismo, son retos intensos, pero en igualdad de importancia y potencialidad. En Puerto Rico, desde tiempos antiguos, ha habido familias ligadas al arte que han marcado pasos en la cultura nacional. Una de esas familias los es la Croatto. Llenar los zapatos de un hombre como Tony, el padre de la estirpe, es imposible, así como tampoco el ser ligado a esa figura. Abrirse paso siendo familiar de una leyenda de la cultura y lograr identidad propia es un reto que pocos y pocas logran. El viernes 14 de octubre de 2022 Hermes Croatto, el hijo más joven de Tony, supo ganarse un nombre propio con letra mayúscula en su concierto sin dejar de honrar la memoria y legado musical de su progenitor en un hermoso y sublime concierto ante casa llena en el mítico Teatro Tapia.
Con el teatro abarrotado y efervescente en una gran vibra, cerca de la hora pautada comenzó el concierto con la presentación de un vídeo emotivo que narraba la trayectoria de Hermes desde lo personal a lo profesional. Con esas imágenes en la mente de las personas, el espectáculo comenzó como tiene que comenzar: Con la canción precisa: “Vida mía”. Con toda la energía que dicho tema despertó, la velada continuó con las canciones: “Respiro perdón”, “Eres tú”, “Las costas”, “Antillano”, “Refundar” y “Madre Tierra bendición”.
Luego de ésta, Hermes dijo que invitaba al píblico a la sala de la casa donde se crio. La banda salió; La sala se apagó quedando solo iluminada la parte central de la misma. Ubicaron un sillón simple y dos sillas a su lado. Seguido, invitó a entrar su sobrino cantautor y miembro de su banda, Ale, a sentarse a su lado al tiempo que compartía con el público el amor y orgullo que sentía por él. A continuación, invitó a pasar a su primo Leonardo Croatto quien vino desde Uruguay a participar del evento. Allí, desde la intimidad que se creó en ese espacio y ambiente, compartieron anécdotas de la vida Tony en su paso de Argentina a Puerto Rico e hicieron un popurrí de fragmentos de algunas de las canciones latinoamericanas que influenciaron y enamoraron al cantautor nómada salido de Italia. De igual modo, Leonardo contó la anécdota cuando Tony conoció a Atahualpa Yupanqui y luego su reencuentro en Puerto Rico. En un gesto muy lindo y un paso generacional a pesar de su juventud, Hermes invitó a pasar a tarima a su hijo Mauro quien lo acompañó en una de sus canciones.
Luego de todas esas anécdotas, la banda volvió a tarima para llevar a cabo una parte de homenaje a Tony Croatto. Contó con las canciones: “Agüeybaná”, “Los carreteros”, “Serranía”, “Mujer de 26 años” y “La máquina”. Fue un segmento del concierto que puso a bailar a personas en los tres pisos del teatro.
Con todas esas emociones a flor de piel y a modo de mantra universal, esta parte final comenzó con la canción “Bendición”. Así continuó con: “Sabor boricua”, “Esperando”, “Isla de tus ojos” (Que dedicara a su esposa Vivian y en la cual según iba la canción se proyectaban imágenes de ella en las pantallas mientras en una esquina frente a la sala en la parte posterior ella observaba callada, emocionada y con las proyecciones reflejadas en sus ojos), “Piel azul”, “La voz del monte” y “Borikén”. Al terminar, agradeció a todos el haber estado y se fue. Un público apasionado pidió vehementemente otra y el cantautor no les hizo esperar mucho y regresó para cantar, junto con todo el mundo de pie y a coro: “Yo habito”.
El concierto de Hermes Croatto fue mucho más que una compilación de canciones suyas y de su padre: Fue una conversación generacional entre su propia familia y entre el público que se dio cita. La calidad del sonido impecable; Las imágenes proyectadas fueron precisas creando una sensación sensorial intensa en cada canción; Los diálogos y anécdotas de Hermes emotivas haciendo de aquella enorme sala de conciertos, una sala familiar íntima; La banda de jóvenes músicos exquisita, potente, precisa y disfrutándose cada pieza. Si bien la memoria de Tony estuvo presente, el protagonista fue su hijo Hermes dándole a cada canción de su padre su estilo y a las suyas ese paso a una nueva generación de Croattos tan necesaria. Entre los músicos hubo satisfacción; En Hermes sonrisa de haberlo logrado; En el público ese silencio que da el placer profundo; Estamos seguros que, desde el infinitito, Tony sonreía con sus ojos llorosos echando su bendición sobre todos y todas.
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