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A la orilla del mar, en el Vivo Beach Club en Isla Verde se llevó a cabo el pasado viernes 26 de octubre de 2018 el “Acustic Beach”. Desde temprano, el lugar se fue llenando. Frente a la tarima, un espacio cubierto de arena en donde en otros eventos la gente sencillamente está de pie, esta vez estaba lleno de mesas y sillas. A pesar de ser un lugar amplio y abierto, había una sensación de intimidad y bohemia. La velada, sin dudas, prometía.
Cerca de las 8:15 PM, caminó solitario únicamente acompañado de su guitarra, Ale Croatto. Con su cálida voz, carisma y la herencia en su cuerdas vocales y alma, interpretó varias de sus canciones originales contando en una de ellas con el acompañamiento en el cuatro puertorriqueño de Abraham Dorta. Al terminar y retirarse subió a tarima desde Aguada, Luckre Gerard con su guitarra y su compañero en el cajón. De voz potente, letras en las cuales la canción social, el amor y las historias se juntan, con cierta timidez ante la tarima que supo manejar, su aportación fue muy enriquecedora y dejó un buen gusto en el público.
Con esa vibra de la canción subió uno de los más queridos cantautores: Tito Auger. Con su candidez de persona, su talento, la potencia de su voz y letras y esa pasión tan de él que nunca falta, hizo un breve recorrido por esas canciones que el público ha hecho suyas y que supieron cantar junto a él esa noche. Seguido de éste y en un contraste de estilo con buen gusto, subió a escena Andrea Cruz acompañada por su banda en formato acústico. La ternura y candidez en su garganta, sus letras llenas de amor y de historias que el juego de tonos de su interpretación sabe llevar a niveles de sublimes sensaciones, dio un toque de magia a la noche.
Seguido y con ese sabor en donde el rock y la trova se juntan, Másquedos puso a moverse a la gente. En un despliegue de canciones originales en donde lo social y lo sentimental, las historias y las posibilidades se juntan y con la combinación de voces y estilos de Walter Morciglio y José Jorge Medina acompañados en la percusión por Cristopher Calderón, le dieron un toque movido a la noche.
Con esa vibra social, tomó escenario tal vez la voz histórica más icónica de los cantautores puertorriqueños: Roy Brown. Acompañado en el piano por su inseparable Tato Santiago, Roy llevo al público por parte de ese repertorio suyo del cual el público y otros cantautores de diversas generaciones se han adueñado y hecho clásicas del cancionero puertorriqueño. Era digno de ver, personas haciendo “live” a sus familiares, seguramente fuera de la Isla, en canciones como “Boricua en la Luna”.
Con esa intensidad en tarima y con ese toque tan místico en su físico, sus ajuares, la diversidad e intensidad en sus canciones, sus arreglos musicales llenos de pasión e instrumentalización precisa, tomó su lugar Cheryl Rivera junto a su banda. La cantautora hizo una precisa selección de canciones que fueron desde el amor a la tierra a los boricuas que se han ido y a los más profundos sentimientos de las personas. Su voz, estilo, carisma y bailes fueron de gran agrado. En un contraste de ricura musical caribeña, le siguió el dúo Madera Fina compuesto por Abraham Dorta y Delvin López. Ambos músicos interpretaron canciones de cada uno de ellos con esa fusión de ritmos cubanos y boricuas que van desde el son a la trova y que puso a parejas a bailar. El gusto en ambos interpretando sus canciones fue muy agradable.
Con esa efusividad de sonidos, Fernando Madera y su banda tomaron su turno. En ese juego entre el bolero, el son, la trova y funk con esa intensidad y poética en sus canciones, la provocación de su canto, arrancó al público suspiros y movimientos dando un sentido de bohemia. Para cerrar la noche, le siguió con ese barroquismo en su voz, indumentaria, mirada y letra de sus canciones Alegría Rampante. Con ese juego provocador que caracteriza su música y su persona y acompañado de su banda en formato acústico, Eduardo hizo sentir lo mejor de su música y energía cerrando bajo la luna una velada como pocas.
Acustic Beach fue un evento intenso que reunió una diversidad de lo mejor de los cantautores puertorriqueños. El lugar, el clima, la gente, hizo de este evento uno especial, único e inolvidable.
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