Apasionado y emotivo Residente en su concierto en Puerto Rico
Hay proyectos musicales que transcienden a las personas para volverse uno colectivo. Estos proyectos se tornan un movimiento cultural en el cual van todas las expresiones de la cultura representadas. Fue así como en 2005 surgió la propuesta de Calle 13 en donde René Pérez Joglar junto con sus hermanos Eduardo e Ileana se lanzaron a crear una fusión musical única que marcaría un antes y un después. Sin embargo, cada cual tenía en mente sus proyectos personales y los llevaron a cabo. René siguió su lenguaje musical con Residente el cual ha sido bien acogido en el mundo. Luego de 6 años de ausencia en la Isla, en parte por cierta censura, el pasado 7 de diciembre de 2024 se presentó en un lote tras el Centro de Convenciones de Puerto Rico ante un estimado de 30,000 personas cerrando su gira mundial.
Aun cuando el Sol se despedía del día tímidamente, miles de personas fueron llegando y acomodándose. Había áreas cómodas para comidas, bebidas y otros asuntos. Ese lugar que varias semanas antes había sido el epicentro de un momento histórico en la historia política de la Isla, esta vez auguraba serlo en la música. El espacio, la organización, el lugar fuera de las salas tradicionales y la vibra de la gente auguraban una velada especial.
Poco más después de las 10 PM se apagaron las luces de la tarima despertando una gran algarabía. Poco a poco los integrantes de la banda fueron entrando. Una tarima impresionante con luces, una pantalla gigante como de un edificio de 5 pisos y dos podios negros. Como una gran metáfora, el del lado izquierdo tenía unas letras blancas que leía “Residente” que conectaba por un camino de papeles a una mesa desde donde una mujer escribía las letras de canciones y el de la derecha decía “René” que iba hacia a una segunda mesa desde que una artista dibujaba acuarelas en vivo como ilustrando la música.
René entró vistiendo elegantemente recordando un poco a los nacionalistas puertorriqueños y mirando al público intensamente. Al ver al mar de personas que lo esperaba y todos coreando a coro una de sus canciones más profundas, cerró los ojos muy emocionados y luego de retomar su temple la terminó. Si esto no fuera de por sí algo lo suficientemente emotivo, poco después entró su madre, Flor Joglar, cantando un estribillo. En tarima, madre e hijo se miraron profundamente con una mirada llena de gratitud, de orgullo, pero, sobre todo, de amor. René no pudo contener las lágrimas y como en una regresión a su infancia y de modo natural y visceral su madre lo abrazo pegando su cabeza a su pecho. Poco después se despegaron, se miraron, se lanzaron besos y Flor salió de tarima.
René discurrió entre los dos podios con intensidad y pasión cantando siempre con los ojos cerrados. En la primera parte cantó: “El pecador”, “Baladista”, “Pa’ divertirme” y “Yo sé pero no sé” para pasar a la parte de atrás cerca donde una mujer hacia arte en una mesa para en una sección muy teatral interpretar “Ron de piso” al tiempo que tomaba una botella. Luego de esa parte, tuvo un momento de dirigirse al público entre lo que se destaca: “Siempre que llego acá me lo disfruto al máximo. He tenido bajones en mi vida, bajones cabrones, y me he sentido abajo. Lo único que me sube es la energía, y este tipo de energía, que me ha dado esta gira que estoy terminando en Puerto Rico, me levanta, ustedes no saben cuánto”.
Como en un viaje a sus inicios, el concierto continuó con las canciones: “Baile de los pobres”, “Nadie como tú”, “Cumbia de los aburridos”, “Atrévete” y “El aguante”. También incorporó “Muerte en Hawaii”, que sirvió de preámbulo como una de sus favoritas, y “Vuelta al mundo”, y otros dos temas de corte más románticos. De ahí a lo político al cantar “Guerra” (En donde envió un mensaje de solidaridad a varios países que se enfrentan o han enfrentado recientemente conflictos bélicos mencionando a Palestina, el Congo y Ucrania), “This is not America”, y “Latinoamérica” en la cual mientras la gente cantaba el coro “tú no puedes comprar el viento, tú no puedes comprar el sol…”, se observaban varias banderas de países América Latina y de Puerto Rico, flotando entre el público.
En cierto momento, el cantante pidió al público que encendieran las linternas de sus celulares creando mar de estrellas en medio del lote oscuro mientras cantaba. También, durante un solo, su pianista comenzó a tocar una emotiva versión de “Verde luz” la cual despertó gritos en el público y en la cual el cantante incitó a cantar a coro la parte final: “isla mía, flor cautiva, para ti quiero tener libre tu suelo, sola tu estrella…”
Luego de esta, René quiso levantar las energías de su público con otro de sus temas clásicos, “Chulin Culin Chunfly” acompañado por Ñengo Flow quien al final de la canción le agradeció al cantante por siempre representarnos. Con esa vibra, continuó con temas como “Fiesta de locos” y “Vamo’ a portarnos mal” que marcaron la ruta al final del concierto en una dosis de energía. La intensa, diversa y metafórica noche concluyó con el tema “313″, en compañía exquisita de Silvia Pérez Cruz.
Describir en palabras lo que fue el concierto de Residente en el cierre de su gira en nuestra Isla de Puerto Rico es difícil. Tal vez solo la palabra poético que dice y sugiere más allá de la mera definición del término se acercaría a lo vivido y sentido. El abrazo de Flor a René al inicio del concierto fue esa metáfora que marcaría toda la velada: El abrazo de un pueblo a uno de sus hijos más reconocido y lamentablemente marginado de nuestro país, pero querido por los necesarios. ¿Quién estuvo más presente en el concierto: René o Residente? Ambos en una fusión que tal vez hasta ahora no se había sentido. Hombre y artista se encontraron bajo la sombras, entre las gotas de lluvia, entre el arte y las palabras, entre las banderas, pero sobre todo, en el amor en tarima dado y recibido, el mejor de los versos que no cabe en ninguna canción ni poema.
Para ver nuestas fotos del concierto pulse aquí
Comments