“Cuando estoy haciendo fotos, lo que estoy haciendo en realidad es buscando respuestas a las cosas” - Wynn Bullock
Una fotografía es, en esencia, una experiencia visual cargada de elementos que apelan a otras experiencias sensoriales. La suma de esas experiencias tangibles se acumula en algún lugar de celebro para hacer de una foto algo más que una aventura visual para convertirse en un viaje metafísico. La experiencia frente a la foto es una íntima y su entendimiento intelectual y emotivo estará marcado por nuestros conocimientos, marco cultural y capacidad empatía emotiva.
Cuando tenemos una foto de frente, la primera experiencia es el silencio ante la imagen. Esa primera instancia de esa ausencia de voz o sonido lo es la perpetuación de un momento detenido en el tiempo y sus circunstancias. Aun cuando podamos ver el movimiento de la naturaleza; De personas riendo o en acción; Entre otros; En una foto queda plasmada el silencio. De ahí la segunda instancia la cual se genera instintiva e inmediatamente: Jugamos a darle sonido, pertinencia; Nos adueñamos de la instancia y le imprimimos nuestras cargas intelectuales y emocionales desde nuestra propia imaginación y deseo particular; Llevándonos a un empoderamiento de la imagen que adaptamos a nuestro deseo y no necesariamente desde el espacio y realidad que el fotógrafo plasmó.
Adueñarse del silencio ajeno es la forma más camuflajeada para sentir, desvestirnos sensorial y psicológicamente, y despersonalizar ese sentimiento o pensamiento que asimilado personalmente, podría ser perturbador. Hacer una fotografía es plasmar un silencio lleno de voces, pero silencio, a fin de cuentas. Si bien podemos decir que una foto “habla”, ese acto comunicativo tendrá en el que la ve el interpretarla desde diferentes vertientes que irán de experiencias a deseos personales; Desde lo que ve a lo que quiere ver.
Los elementos sensoriales en una fotografía no hacen más que matizar desde la mirada creadora del fotógrafo, al silencio. Las texturas, los enfoques, los movimientos, los espacios, la composición son elementos creativos que el fotógrafo utiliza para capturar ese momento tal y como lo sintió con la esperanza de que quienes vean sus fotos sepan escuchar ese silencio bañado de otros silencios que quiso perpetuar. La gente suele concentrarse tanto en lo que dice la foto, que olvida la riqueza de lo que calla y que solo se enriquece desde el silencio de nuestra mirada visto desde un punto de vista sensorialmente analítico sin buscarle las cuatro patas al gato.
Como fotógrafo, aspiro a capturar y crear imágenes que hablen e imaginen, desde las cuales se cree un imaginario rico en silencios. Para crear y recrear ese silencio, regreso constantemente a lo simple desde lo instintivo para crear composiciones más allá de lo obvio de lo que se ve y más adentro de lo que instintivamente se siente. Aspiro a encontrar en la fotografía de otros no lo que yo quisiera ver o escuchar en su silencio, sino la sinceridad ante lo que dice o calla.
A fin de cuentas, la fotografía es y siempre será voz y silencio que nos conecta con otros tiempos y realidades en un lenguaje universal que se queda y quedará en la medida en que sepamos escucharnos y dejarnos ser escuchados desde esa voz interior que no tiene ni necesita palabras y que habla a través de nuestro lente.