top of page

Search
  • Writer's picturenerudapr

El fotógrafo frente a lo a fotografiar

“El desafío para mí ha sido en primer lugar, ver las cosas como son, ya sea un retrato, una calle de ciudad, o una pelota. En una palabra, he tratado de ser objetiva. No me refiero a la objetividad de una máquina, sino a la de un ser humano sensible con su misterioso y personal criterio. El segundo reto ha sido el de imponer el orden en

las cosas que veo, para proporcionar el contexto visual y el marco intelectual, lo que para mí es el arte de la fotografía.”

- Berenice Abbott


¿Por qué tomar una foto? ¿Qué criterios me llevan a seleccionar el momento de capturar una imagen? ¿Qué es o significará lo que se fotografiará? El hacerse estas preguntas diferencian al que toma fotos del que crea fotos. Preguntarse es siempre la mejor manera de tomar consciencia de qué y por qué se hacen las cosas y nos brinda, al final del proceso creativo/contemplativo con el lente, el placer y la satisfacción ante lo logrado.


Crear fotos es mucho más que tomar la cámara y comenzar a disparar. Es estar frente a algo o alguien que con su presencia nos dice o nos promueve un sentimiento o sensación y que, con nuestra mirada, conocimiento de nuestro equipo y poniendo ese algo en el lugar preciso, podemos sumar lo que eso expresa con lo que uno siente que expresa y llevarlo a un nivel sublime para que el que vea la foto pueda tener la misma experiencia que movió a la persona tras la cámara. Esa consciencia no solo le da a la foto una presencia, identidad y trascendencia, sino también un sentido único y de arte. Si bien una foto que salió accidentalmente pudiera tener cierto sentido artístico, la consciencia de lo que se hace y el trabajo de edición son los que harán de esa obra una de arte; De otro modo es solo un buen accidente.


Al salir a hacer fotos se tiene una idea general de lo que se quiere hacer. Por más que la persona haga un plan mesurado, organizado y diagramado, son muchos los elementos que afectan y de los cuales pueden, en mayor o menor grado, cambiar o desajustar los planes del fotógrafo. En un nivel general o del macro, están: El clima, la luz del día y lugar, la presencia de otras personas o elementos externos, incidentes meteorológicos o humanos previos en el lugar y la disposición del tiempo para capturar fotos. En lo micro o más sublime/específico, lo quisiera dividir en dos con un elemento único que afecta ambos. Esos dos objetos de fotos son: La naturaleza y personas; El elemento lo es el fotógrafo.


Cuando salimos a fotografiar cosas de la naturaleza, hay una adrenalina que provoca el buscar capturar particularidades que no solo nos vuelen los sentidos y la emoción a quienes estamos tras el lente, sino a quienes luego verán las imágenes. Cada lugar geográfico o climático ofrece una diversidad de vida silvestre cuya fugacidad es siempre un segundo y para el cual el fotógrafo tiene que estar todo el tiempo listo; Vestirse de mucha paciencia; Y tener la sensibilidad necesaria para prevenir un momento fotográfico y para capturar ese segundo único con toda la carga para que esa foto no solo muestre algo, sino que diga mucho más y que haga estremecer al que vea el resultado final.


Capturar imágenes de las personas es un reto más complicado y más lleno de variables. Por un lado, estamos bregando con seres humanos tan llenos de virtudes como defectos, de valentías como miedos, de libertades y represiones. De igual modo, que viven afectados por el día a día, estados de ánimos, situaciones personales, etc. Para que una fotografía a una persona sea exitosa, el fotógrafo tiene que tener en cuenta ciertos elementos: En primer lugar, entrar en una conocimiento general de la historia de la persona, su nivel intelectual y cultural (el cual incluye lo religioso-filosófico), y ese algo que hace a esa persona única; En segundo lugar, tiene que haber un diálogo previo para que tanto fotógrafo como persona estén de acuerdo con el concepto a desarrollar en el cual tanto el uno como el otro conozcan los límites hasta el cual llegar. En tercer lugar, tiene que haber una afinidad y confianza entre fotógrafo y la persona en la cual cada uno comprenda al otro y halla un espacio de colaboración para que se logre una creación en conjunto, más enriquecida y de la cual cada uno de los elementos envueltos se sienta parte del producto final.


Una foto no puede existir sin un fotógrafo que es la mente creativa y con los conocimientos técnicos. Si bien en la introducción de este texto hicimos la salvedad entre un fotógrafo y uno que toma fotos, en ambos hay un reto personal de capturar algo que los conmovió del modo que cada uno puede y con niveles de consciencias diferentes. El fotógrafo es un ser humano como cualquier otro; Por lo tanto, está expuesto a buenos y malos días; A situaciones familiares; A sus creencias, ideas y formaciones; A sus aperturas o limitaciones creativas. Cada fotógrafo tiene su estilo, gustos y expectativas al momento de crear. Un fotógrafo exitoso debe ser uno que no solo tenga el equipo tecnológico para capturar el momento preciso de una imagen, sino la sensibilidad en sintonía con lo fotografiado para reflejar su espíritu. De nada sirve una foto con muchos elementos sino dice nada; Sino está reflejada la sensibilidad del que captura la imagen ni de ese algo que es único en un preciso momento. El fotógrafo debe superar sus propias limitaciones para dar seguridad al o lo que se fotografía y para que su producto sea una ficha testigo de un tiempo y lugar que trascienda su momento.


Un fotógrafo frente a un algo por fotografiar es como escritor frente a una página en blanco: Está es germen creador, esa adrenalina por hacer, pero a la misma vez, ese miedo que solo lo quita el primer disparo como para el que escribe, la primera palabra. Estar frente algo a fotografiar es respetar ese algo en su estado natural con el reto de elevarlo a un nivel comunicativo sin que pierda su esencia básica. Tanto fotógrafo como elemento a fotografiar deben partir de lo básico en un compartir de lenguajes y retos hasta los límites de cada uno. El fotógrafo, a fin de cuentas, le da vida al objeto o la persona y la persona o el objeto al fotógrafo. Tanto el uno como el otro están presentes explícita o implícitamente en una imagen en una conspiración de conspiraciones que solo ellos sabrán y que al que ve solo le queda mirar en lo profundo y sentir. Así el fotógrafo fotografía la persona y el objeto y la persona y el objeto fotografían la esencia necesaria del fotógrafo en una complicidad cuasi mágica.

41 views0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page